Hoy me he levantado muy temprano, justo antes de que sonara el despertador. Como siempre, he abierto las cortinas y he visto el sol empezando a salir. Iba a empezar con la rutina de cada mañana, para prepararme para el trabajo. Y entonces, me he acordado..
Hoy no iba a ir a trabajar, como cientos de personas en Londres, como cientos de miles de personas en el mundo entero. En lo que podría haber sido una mala película de los ochenta, hoy el mundo est'a siendo asolado por un virus mortal que ataca a la población m'as vulnerable de nuestro entorno.
Y no hay nada que pueda hacer para prevenirlo. he sentido como la sangre me quemaba. Queria salir, como los héroes de los ochenta que salvan el mundo en su peli. Pero no hay espada que blandir, no hay escudo que ensalzar, no hay plan que trazar. Solo esperar a lo inevitable para empezar a contar aquellos que no sobrevivieron.
Y al empezar a sentir pena de mi misma, el sol ha empezado a brillar. La impotencia da miedo y te paraliza. Pero hay una cosa que a'un podemos hacer: podemos tener esperanza.
ESPERANZA
Y con esa esperanza podemos protegernos, a nosotr@s mism@s, a nuestr@s amigos, nuestr@s comunidad. Podemos ayudar a l@s vecin@s cuando est'en enfermos. Podemos comprar solo una
barra de pan para asegurarnos de que todo el mundo tiene suministros. No hay h'eroes solitarios que salven el día. Tenemos que trabajar junt:@s para salvar a los débiles y vulnerables para que los fuertes puedan seguir con sus vidas. Nos tenemos l@s un@s a l@s otr@s para conseguirlo, y lo conseguiremos.
No est@a sol@. Estamos en esto junt@s. Estamos contigo.
